Este alojamiento se encuentra cerca de los atractivos turísticos más destacados del centro de Praga. Para empezar, llegar allí después de haber arribado a la ciudad en avión, resultó sencillo, pues tomamos primero un bus desde el aeropuerto que nos acercó a una estación de metro, donde tomamos la línea A y nos bajamos en la estación Mustek, la cual queda en pleno centro, en la Plaza Wesceslao, prácticamente a tres cuadras del hotel. La persona de la recepción muy amable, la habitación, que era para dos, era pequeña, pero bien organizada y limpia, con baño compartido, el cual permanecía muy aseado. El hotel ofrecía un desayuno muy bien servido, estilo buffet, no muy variado, pero suficiente y saludable. Me gustó mucho que por la calle del hotel había un mercadillo muy simpático para hacer compras de souvenirs, además todo era relativamente cercano y fácil de recorrer, como ir a la Plaza de la Ciudad Vieja, o caminar por la Plaza Wesceslao para hacer shopping, o simplemente perderse por los callejones admirando los lindos adornos en murano y cristal de bohemia, o las famosas muñecas matrioskas. Praga es, sin duda alguna, una ciudad muy bella para contemplar y hosped**** en este alojamiento lo hace encantador y sencillo. Lo recomiendo!!