El hotel es muy tranquilo, está a 50 metros de la playa. La habitación pequeña, pero bien aprovechada, con una pequeña terraza que no tenía mesa ni tendal (siempre llevo cuerda para montar uno). La televisión es pequeña. Las dos camas no se pueden juntar, ya que la mesa es fija. Comparte comedor, piscinas y otras instalaciones con el hotel Monarque Fuengirola Park, al que está pegado. Todo el personal es muy bueno. Las recepcionistas son encantadoras, la limpieza de las instalaciones y habitaciones es adecuada. La comida es buena, variada y abundante, sin problemas de sitio ni de reposición salvo en dos momentos puntuales (15 días con las tres comidas). Destacar a César, el encargado del comedor, por su amabilidad, trato, humor y capacidad para solucionar cualquier problema.
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